jueves, 10 de enero de 2013

Poemas eróticos del mundo : Colombia



De : Mario Mendoza

Si tú me dieras esa flor que ocultas
entre la cárcel de tus muslos tersos.

Esa flor de recóndita fragancia,
de oscuro musgo y lujuriosos pétalos.

Si me dieras tu fuego más profundo,
tu caricia más íntima, tus besos.

Si me dieras el surco perfumado
entre la doble luna de tus pechos.

Si me dieras tus pechos, blancos frutos
del árbol perfumado de tu cuerpo.

Si me dieras tu lengua sensitiva,
y el aroma fogoso de tu aliento.

Si me dieras tu pelo, derramado
como una oscura flor sobre mi lecho.

Si me abrieras tu cuerpo, si me amaras,
derramaría en ti todos mis versos.

Entonces venceríamos la muerte,
el miedo, el odio, el tedio y el silencio


Fernando Botero


miércoles, 9 de enero de 2013

Borrador: Michel Foucault y el poder


Diversos autores han tratado de explicar qué es y cómo funciona el poder. En esta investigación se remota el concepto de Michel Foucault el cual, fue influenciado por Heidegger a través de la lectura que este hizo de Nietzsche sobre la muerte de dios como la muerte de los discursos dominantes. Foucault propone la muerte del hombre como centro epistemológico. Considera que el sujeto se encuentra dentro de una estructura – estructurada es decir, el sujeto no domina la realidad en su totalidad, su pensamiento pertenece a un entramado histórico constituido por una estructura que a su vez está estructurada y configurada mediante las relaciones de poder. No es dueño de su subjetividad,  su pensamiento remite a taxonomías y categorías milenarias. En  su libro las palabras y las cosas, ejemplifica con la lectura de Borges estas estructuras del pensamiento, definiéndolas como el límite de la “naturalidad” de las cosas, lo que él llama  la imposibilidad de pensar esto y no lo otro: “por extraño que parezca, el hombre —cuyo conocimiento es considerado por los ingenuos como la más vieja búsqueda desde Sócrates— es indudablemente sólo un desgarrón en el orden de las cosas, en todo caso una configuración trazada por la nueva disposición que ha tomado recientemente en el saber".[1]
Para Foucault, el poder no puede ser localizado en una institución o estado. No es un objeto, es una relación de fuerzas que interaccionan por medio de estrategias en un momento específico, por lo tanto se encuentra en todas partes. Difiere de la concepción clásica, donde existe un soberano que se impone y lo impone en su totalidad. Afirma que donde hay poder hay resistencia; el sujeto no es un ser inerte que recibe el poder y obedece tal y cual se le dicta. Tampoco es creación de una mente maestra o maquiavélica; se encuentra en constante reconfiguración, responde a nuevas necesidades y estrategias de dominación. Una de las principales armas que utiliza el poder para tratar de imponerse es la razón. En su libro historia de la locura, Foucault habla de las sociedades disciplinarias, donde la locura es la antítesis de la razón. Los discursos de esta sociedad disciplinaria,  están construidos de verdades dominantes, que pretenden acallar otras verdades sobre un acontecimiento de la realidad.
sisis, esta mal redactado Aun no termino :P 



[1] Foucault M. (1968). ”Las palabras y las cosas una arqueología de las ciencias humanas”. (Frost E.Trad.) Buenos aires, Argentina: Siglo 21.pag 9

Bibliorafía basica: Judith Butler


A nivel mundial Judith Butler es una reconocida filosofa dedicada al análisis del papel del género, el sexo y su discurso en la sociedad contemporánea. Se propone cuestionar los discursos rígidos sobre el deber ser de los seres humanos en relación a su sexo. Butler va más allá de la rigidez de la hetero-normatividad y se atreve a cuestionar todo aquello que en la sexualidad pretende tomar verdades y categorías absolutas sobre  el discurso que encierra a la humanidad hacia su sexualidad, su propuesta va más hacia la libertad del hombre en relación a lo que vive y siente.
 Su bibliografía sobre el tema es extensa: Es autora de los libros  “El Género en disputa” (1990) “ Feminismo y la subversión de la identidad” (1990), “Mecanismos psíquicos del poder” (1997), “El grito de Antígona” (2000), “Contingencia, hegemonía, universalidad” (2000), “La mujer y la transformación social” (2003), “Vida precaria” (2004) , “Deshacer el género” (2004), “Lenguaje, poder e identidad” (2004) y “Dar cuenta de sí mismo” (2009), (para este trabajo se retomaran los últimos tres títulos).
No puedo subir aun el material en pdf; ( necesito montar todo en un servidor) , pronto subiré su material.. 

Mis fotos : desierto..

A 300 metros de altura, en el desierto Mexicano , puedes ver este hermoso paisaje, les dejo tres fotografías de mi colección  ...




El tipo que era adicto a sacar el Pelo de los desagües...

Un programa bastante interesante de la producción Discovery Home and Healt ( si el canal de las doñas, pero tiene cosas buenas).
Su nombre es Evan, 28 años, gabacho y es adicto a sacar pelo de los desagües de las duchas.
 Posiblemente conozcan ya este programa ,  hoy le preguntaba a una amiga psicóloga ¡que demonios es esto! a lo cual me contestaba, son solo conductas compulsivas y pudiera manifestarse en  cualquier cosa.
En esta serie de programas sacan toda clase de manías, en este Capitulillo ( y nme arrepiento de verlo por que tengo que trabajar en mi tesis y no se por que demonios lo estoy viendo ) presenta un tipo es adicto en sacar el pelo de las coladoras... si asqueroso, bastante loco pero ... mas sano que muchos que conozco ...
Luego sale una chicuela que se come el yeso...igual de  asqueroso  pero aburrido :P... y obvio no dejaria que se comiera mi casa, por que se come la de sus amigos!
De seguro este chico seria feliz sacando los millones de pelos y cabellos que hay en mi ducha ...

Asi batearon a Zasatrusta


Si, por que hasta los filósofos locos  con sífilis, brillantes, con bigote  y solitarios tuvieron su corazoncito... !
Forever alone nivel: soy un ateo !

La pintura incomoda de Piccaso: pinto el SEXO uuu que sucio ... !

Aqui una de sus dos pinturas incomodas que nego y nego hasta su muerte, pero si eran suyas ... 
Nene , todos sentimos cosillas y alguna vez sentimos la necesidad de ponerlas en papel... 


Autorretrato: sexo oral



Cuando los hombres reciben sexo oral, (según mis informantes clave jeje) es uno de los placeres más grandes que pueden encontrar. Este órgano es sumamente sensible a la estimulación. Tiene tejidos esponjosos en su interior que se llenan de sangre frente a la excitación sexual. Por ello el pene es pequeño en estado de no excitación y crece y se pone erecto frente a la estimulación. La dureza del pene no se debe a músculos ni huesos sino únicamente a la cantidad de sangre que fluye en su interior.
Si en  ocasiones no sabes cómo hacerlo ó como comenzar, aqui algunas cosillas básicas para que ambos sientan de lo mejor. 
Los dientes:
Cuida de  no rozar con los dientes en el pene, para ellos (y ellas en caso de ser transexuales) podría resultar sumamente doloroso, al introducir el pene en tu boca cubre ligeramente tus dientes con tus labios
 (hay salio muy pequeña mi boca jum!) 

Hazlo poco a poco:
 No es necesario que de una sola vez te lo lleves todo a tu boca  , comienza lamiendo la punta del pene con movimientos circulares , coloca los labios como si dieras  un beso y hazlo con con su miembro.
Jala un poco en aire en tu boca hacia adentro (ojo solo un poco) y lame de arriba hacia abajo suavemente e introducelo de poco a poco y  mueve tu cabeza lentamente de forma circular. 
Utiliza tus manos para masturbarlo mientras su pene esta dentro de tú boca, sigue un  ritmo de arriba hacia abajo a la par con tu boca y tu mano, el movimiento puede ser lento en un comienzo, posteriormente puede ir subiendo de intensidad. Tomar con tu mano izquierda sus testículos, tócalos suavemente, puedes besarles un poco si lo deseas o lamerlos apenas con la punta de la lengua, (como gatito: P),  mientras los haces puedes sopla de poquito en poquito, realiza  movimientos rápidos la punta de la lengua  en la punta y cuando el pene este dentro de tu boca puedes hacerlo de afuera hacia adentro, intenta que se forme una pequeña capsula de aire entre tu lengua y el pene y suelta.
Garganta profunda ( jajaja no pude evitar ponerle así )
Humedece tus labios, tu boca y su pene en todo el transcurso del acto. (tener un vaso de agua cerca es un buen recurso), también puedes experimentar algunas temperaturas y texturas (ver frutitas abajo jeje ) . Cuando su pene y tu lengua estén muy húmedos, desliza todo el pene dentro de tu garganta tanto como te sea posible (ayúdate a  respirar a través de tu nariz para hacer que no te den nauseas), oprime un poco tu lengua, le permitirá sentir una suave y rica presión en la punta.
Lengüetea
Nuestra amiga lengua es la clave de todo, mueve de forma rápida la punta de atrás hacia adelante sobre su frenillo, lame de arriba para abajo , juga con ella todo lo que puedas, quieras y te sea posible. 

El hielo
 Puedes probar  lamiendo un hielo durante la felación .
Lámelo por alrededor de un minuto y después introduce su pene en tu boca, continua  haciéndolo hasta que vuelvas tu  temperatura normal y comienza todo de nuevo.
Las uvas y frutas
Otro buen truco es meter un par de uvas al congelador ojo que sean pequeñas y te permitan introducirlas en tu boca con todo y su pene (yo recomiendo que las partas en mitades si no parecerás hamster! ) colócalas a los costados de tu boca, abre tu mandíbula y oprímelas con las mejillas hacia su dentro; las uvas poco a poco se harán suaves y  jugosas, el contacto con su pene, el cambio de textura y temperatura dará una sensación cada vez más placentera (créeme, perderá la cabeza). También puedes intentar con pedacitos pequeños de sandia o fresa.

La menta:
Utiliza una pastilla de menta (o un trocito de ella, OJO  el chicle no es recomendable puede ser una tragedia) da una  sensación es fresca y deliciosa, bebe un poco de agua cuando la cosa se ponga algo viscosa y sopla de vez en cuando ligeramente.

Lubricantes:
Existen lubricantes térmicos comestibles con sabores, los encontraras en cualquier sex shop , los precios varían  así como las presentaciones (desde los 50 pesos hasta los 250) , yo recomiendo presentaciones pequeñas, ya que puedes cambiar el sabor  ( en lo particular recomiendo con base de agua y de sabor mango :P) , los cuatro en uno resultan un poco más caros, pero su saber es mejor .
(los baratitos)
Los nice..... 

Estimulación anal :
Algunos hombres (que no tienen complejos o problema con ello) gustan de la estimulación anal de ser el caso, puedes hacerlo poco a poco tócalo su ano suavemente con movimientos circulares, acaríciale de a poco introduce tu dedo índice lentamente, puedes utilizar un lubricante natural (para mí lo más recomendable) y utilizar algun jugetillo si lo prefieres , como las bolas anales: se introducen de poco a poco y se retiran cuando tu pareja alcance su estado máximo de placer. 



Zumbidos
Cuando tengas el pene en tu boca prueba realizar algunos ruidos con la garganta ,  (como decir mm mm que rico,  jajá que explicación pero es la mejor que se me ocurre), las vibraciones causan una sensación bastante placentera, puedes realizar esto mismo en el glande con los boca entre abierta.
El vacio
Algunos hombres gustan de esta técnica (a otros les causa algo de ansiedad) . Mientras masturbes su pene con tu mano, succiona la punta con tu boca, mide la intensidad no debe ser tan duro pero lo suficiente para generar una sensación de vacío en su miembro y después suelta   tu mano y tu boca, puedes tomarlo de inmediato y repetirlo o hacerlo de poco a poco. 


Como estas existen otras muchas formas de hacerlo, lo mas importante como siempre es la actitud y tu sensualidad y sexualidad, miralo a los ojos mientras lo haces, a mi me encanta romper la barrera del pudor, me gusta imaginar mi cara haciéndolo, me gusta verlo y desafiarlo a que haga algo mejor que lo que yo le hago :P , habla (si puedes claro no cuando tengas la boca ocupada ) dile lo que te gusta, como te sientes y que quieres hacerle, resulta luego muy incomodo tener sexo con alguien que no dice ni pió. 
Kamala Justine Yutri Najabuli


lunes, 7 de enero de 2013

Música Fémina

Parecen estar de moda las chicas sucias, rudas y drogadictas.
El concepto es bastante sencillo, pero parece funcionar en varios países con varios estilos de música:
De esta nueva generación de chicas  yonkis y mamis, les dejo esta Italiana bastante  Talentosa y linda : Tying Tiffany.  :






Cecille By Tyginy Tiffany

Antropología critica. Conceptos básicos: Investigación Acción Participativa




A ultimas fechas, se encuentra en boga el termino investigación participativa, pero ¿Qué es en realidad?.
Resulta que muchos investigadores ó proyectos utilizan el termino de forma indiscriminadapensado que el "incluir" las opiniones de los actores de la investigación , vuelve el trabajo participativo, sin embargo, el nivel de análisis de un verdadero trabajo participativo ó colaborativo se centra en la construcción  epistemológica colectiva . 
De acuerdo con Cubides (2009) en la investigación existen tres dimensiones epistemológicas: “La primera, propia del paradigma tradicional, sustenta una relación unidireccional entre sujeto y objeto; el sujeto “ el investigador” mantiene distancia con lo investigado (…) La segunda formula una relación interdependiente sujeto-objeto; esta postura frente al conocimiento evidencia que el sujeto “investigador” es influenciado por el objeto “investigado”, dado que se le da valor en el proceso al papel del contexto (sujeto relativo). La tercera (…) hace énfasis en una relación sujeto-sujeto; el sujeto “investigador” le confiere el estatus a lo “investigado” de sujeto, lo que implica que el proceso de producción de conocimiento es construido por un diálogo entre visiones que involucra la participación de éstos como artífices principales (sujeto intersubjetivo).[1]


Por el carácter participativo de la IAP, su epistemología se ubica en la última de estas tres dimensiones. Esta “no es una disciplina, ni una facultad, ni un método. “Es un grupo de prácticas multidisciplinares orientadas a una estructura de compromisos intelectuales y éticos”.[1]
La colectividad epistemología es uno de los compromisos más importantes de la IAP, por lo tanto, el problema de investigación debe construirse mediante una  responsabilidad compartida a partir de la interacción con los sujetos en el trabajo de campo. Es necesario partir de una propuesta de investigación,  flexible y sujeta a cambio, donde se prioricen los cuestionamientos e inquietudes de los sujetos de estudio. 

Kamala Justine Yutri Najabuli.





[1] Greenwood, D. (2000). “De la observación a la investigación-acción participativa: una visión crítica de las prácticas antropológicas”. [Versión electrónica], Revista de Antropología Social 9: 27-49. Pág. 32 Extraído el 1 Febrero, 2011 de: http://www.ucm.es/BUCM/revistas/cps/1131558x/Digital/RASO09.pdf pág. 32




[1] Cubides H. y  Durán D.. (2009) .”Epistemología ética y política de la relación entre investigación y transformación social” [Versión electrónica], Revista Nómadas 16 20:1-25 pág.12 Extraído el 11 de enero de: http://www.ucentral.edu.co/NOMADAS/nunme-ante/16-20/PdfsNomadas%2017/1-discusiones.PDF pag. 12

domingo, 6 de enero de 2013

Autorretrato: Invalidez emocional

y si me miras, y si observas lo que hay dentro y dejas que yo descubra lo que ocultas solo en tus pensamientos mas enfermos ...
y si me amas , si la oportunidad de entrar en tu cuerpo y tu palabras se vuelve mi oportunidad de sentir profundamente...
Podrías ser el primero, podrías ser mi espejo , podría tocarte todo el día solo si prometes ser cada vez mas parecido a mí...
No quiero más cuerdas en mis manos, no quiero seguir imaginando nada, solo déjame que sea yo quien  te destruya, quien te consuma y deja que mi pequeña compañera crezca a tu lado...

Autorretrato: De la noche que no pude dormir , planeado lo que sigue...

No dejo de pensar en lo que me espera...  me siento ansiosa, desesperada y un poco triste , pero mañana necesito  planear una nueva etapa de mi vida. Esta ansiedad, esta enfermedad me tiene desubicada, desorientada, solo puedo respirar, creer que puedo comenzar y asi seguir y seguir, como lo es y a sido mi vida..  si tan solo alguien pudiera entender lo que siento, lo que hay dentro de mi cabeza... pero sin embargo... me gusta ser humano...

sábado, 5 de enero de 2013

Poemas eróticos del mundo... Japón



El muchacho que escribía poesía, por  Yukio Mishima (escritor y dramaturgo japonés, considerado uno de los más grandes de la historia del Japón  1925-1970).


Poema tras poema fluía de su pluma con pasmosa facilidad. Le llevaba poco tiempo llenar las treinta páginas de uno de los cuadernos de la Escuela de los Pares. ¿Cómo era posible, se preguntaba el muchacho, que pudiera escribir dos o tres poemas por día? Una semana que estuvo enfermo en cama, compuso: "Una semana: Antología". Recortó un óvalo en la cubierta de su cuaderno para destacar la palabra "poemas" en la primera página. Abajo, escribió en inglés: "12th. 18th: May, 1940".
Sus poemas empezaban a llamar la atención de los estudiantes de los últimos años. "La algarabía es por mis 15 años". Pero el muchacho confiaba en su genio. Empezó a ser atrevido cuando hablaba con los mayores. Quería dejar de decir "es posible", tenía que decir siempre "sí".
Estaba anémico de tanto masturbarse. Pero su propia fealdad no había empezado a molestarle. La poesía era algo aparte de esas sensaciones físicas de asco. La poesía era algo aparte de todo. En las sutiles mentiras de un poema aprendía el arte de mentir sutilmente. Sólo importaba que las palabras fueran bellas. Todo el día estudiaba el diccionario.
Cuando estaba en éxtasis, un mundo de metáforas se materializaba ante sus ojos. La oruga hacía encajes con las hojas del cerezo; un guijarro lanzado a través de robles esplendorosos volaba hacia el mar. Las garzas perforaban la ajada sábana del mar embravecido para buscar en el fondo a los ahogados. Los duraznos se maquillaban suavemente entre el zumbido de insectos dorados; el aire, como un arco de llamas tras una estatua, giraba y se retorcía en torno a una multitud que trataba de escapar. El ocaso presagiaba el mal: adquiría la oscura tintura del yodo. Los árboles de invierno levantaban hacia el cielo sus patas de madera. Y una muchacha estaba sentada junto a un horno, su cuerpo como una rosa ardiente. Él se acercaba a la ventana y descubría que era una flor artificial. Su piel, como carne de gallina por el frío, se convertía en el gastado pétalo de una flor de terciopelo.
Cuando el mundo se transformaba así era feliz. No le sorprendía que el nacimiento de un poema le trajera esta clase de felicidad. Sabía mentalmente que un poema nace de la tristeza, la maldición o la desesperanza del seno de la soledad. Pero para que este fuera su caso, necesitaba un interés más profundo en sí mismo, algún problema que lo abrumara. Aunque estaba convencido de su genio, tenía curiosamente muy poco interés en sí mismo. El mundo exterior le parecía más fascinante. Sería más preciso decir que en los momentos en que, sin motivo aparente era feliz, el mundo asumía dócilmente las formas que él deseaba.
Venía la poesía para resguardar sus momentos de felicidad, ¿o era el nacimiento de sus poemas lo que la hacía posible? No estaba seguro. Sólo sabía que era una felicidad diferente de la que sentía cuando sus padres le traían algo que había deseado por mucho tiempo o cuando lo llevaban de viaje, y que era una felicidad únicamente suya.
Al muchacho no le gustaba escrutar constante y atentamente el mundo exterior o su ser interior. Si el objeto que le llamaba la atención no se convertía de pronto en una imagen, si en un mediodía de mayo el brillo blancuzco de las hojas recién nacidas no se convertía en el oscuro fulgor de los capullos nocturnos del cerezo, se aburría al instante y dejaba de mirarlo. Rechazaba fríamente los objetos reales pero extraños que no podía transformar: "No hay poesía en eso".
Una mañana en que había previsto las preguntas de un examen, respondió rápidamente, puso las respuestas sobre el escritorio del profesor sin mirarlas siquiera, y salió antes que todos sus compañeros. Cuando cruzaba los patios desiertos hacia la puerta, cayó en sus ojos el brillo de la esfera dorada del asta de la bandera. Una inefable sensación de felicidad se apoderó de él. La bandera no estaba alzada. No era día de fiesta. Pero sintió que era un día de fiesta para su espíritu, y que la esfera del asta lo celebraba. Su cerebro dio un rápido giro y se encaminó hacia la poesía. Hacia el éxtasis del momento. La plenitud de esa soledad. Su extraordinaria ligereza. Cada recodo de su cuerpo intoxicado de lucidez. La armonía entre el mundo exterior y su ser interior...
Cuando no caía naturalmente en ese estado, trataba de usar cualquier cosa a mano para inducir la misma intoxicación. Escudriñaba su cuarto a través de una caja de cigarrillos hecha con una veteada caparazón de tortuga. Agitaba el frasco de cosméticos de su madre y observaba la tumultuosa danza del polvo al abandonar la clara superficie del líquido y asentarse suavemente en el fondo.
Sin la menor emoción usaba palabras como "súplica", "maldición" y "desdén". El muchacho estaba en el Club Literario. Uno de los miembros del comité le había prestado una llave que le permitía entrar a la sede solo y a cualquier hora para sumergirse en sus diccionarios favoritos. Le gustaban las páginas sobre los poetas románticos en el "Diccionario de la literatura mundial": En sus retratos no tenían enmarañadas barbas de viejo, todos eran jóvenes y bellos.
Le interesaba la brevedad de las vidas de los poetas. Los poetas deben morir jóvenes. Pero incluso una muerte prematura era algo lejano para un quinceañero. Desde esta seguridad aritmética el muchacho podía contemplar la muerte prematura sin preocuparse.
Le gustaba el soneto de Wilde, "La tumba de Keats": "Despojado de la vida cuando eran nuevos el amor y la vida / aquí yace el más joven de los mártires". Había algo sorprendente en esos desastres reales que caían, benéficos, sobre los poetas. Creía en una armonía predeterminada. La armonía predeterminada en la biografía de un poeta. Creer en esto era como creer en su propio genio.
Le causaba placer imaginar largas elegías en su honor, la fama póstuma. Pero imaginar su propio cadáver lo hacía sentirse torpe. Pensaba febrilmente: que viva como un cohete. Que con todo mi ser pinte el cielo nocturno un momento y me apague al instante. Consideraba todas las clases de vida y ninguna otra le parecía tolerable. El suicidio le repugnaba. La armonía predeterminada encontraría una manera más satisfactoria de matarlo.

La poesía empezaba a emperezar su espíritu. Si hubiera sido más diligente, habría pensado con más pasión en el suicidio.
En la reunión de la mañana el monitor de los estudiantes pronunció su nombre. Eso implicaba una pena más severa que ser llamado a la oficina del maestro. "Ya sabes de qué se trata", le dijeron sus amigos para intimidarlo. Se puso pálido y le temblaban las manos.
El monitor, a la espera del muchacho, escribía algo con una punta de acero en las cenizas muertas del "hibachi". Cuando el muchacho entró, el monitor le dijo "siéntese", cortésmente. No hubo reprimenda. Le contó que había leído sus poemas en la revista de los egresados. Después le hizo muchas preguntas sobre la poesía y sobre su vida en el hogar. Al final le dijo:
-Hay dos tipos: Schilla y Goethe. Sabe quién es Schilla, ¿no es cierto?
-¿Quiere decir Schiller?
-Sí. No trate nunca de convertirse en un Schilla. Sea un Goethe.
El muchacho salió del cuarto del monitor y se arrastró hasta el salón de clase, insatisfecho y frunciendo el ceño. No había leído ni a Goethe ni a Schiller. Pero conocía sus retratos. "No me gusta Goethe. Es un viejo. Schiller es joven. Me gusta más".
El presidente del Club Literario, un joven llamado R que le llevaba cinco años, empezó a protegerlo. También a él le gustaba R, porque era indudable que se consideraba un genio anónimo, y porque reconocía el genio del muchacho sin tener para nada en cuenta su diferencia de edades. Los genios tenían que ser amigos.
R era hijo de un Par. Se daba aires de un Villiers de l'Isle Adam, se sentía orgulloso del noble linaje de su familia y empapaba su obra con una nostalgia decadente de la tradición aristocrática de las letras. R, además, había publicado una edición privada de sus poemas y ensayos. El muchacho sintió envidia.
Intercambiaban largas cartas todos los días. Les gustaba esta rutina. Casi todas las mañanas llegaba a casa del muchacho una carta de R en un sobre al estilo occidental, del color del melocotón. Por largas que fueran las cartas no pasaban de un cierto peso; lo que le encantaba al muchacho era esa voluminosa ligereza, esa sensación de que estaban llenas pero de que flotaban. Al final de la carta copiaba un poema reciente, escrito ese mismo día, o si no había tenido tiempo, un poema anterior.
El contenido de las cartas era trivial. Empezaban con una crítica del poema que el otro había enviado en la última carta, a la que seguía una palabrería inacabable en la que cada cual hablaba de la música que había escuchado, los episodios diarios de su familia, las impresiones de las muchachas que le habían parecido bellas, los libros que había leído, las experiencias poéticas en las que una palabra revelaba mundos, y así sucesivamente. Ni el joven de veinte años ni el muchacho de quince se cansaban de este hábito.

Pero el muchacho reconocía en las cartas de R una pálida melancolía, la sombra de un ligero malestar que sabía que no estaba nunca presente en las suyas. Un recelo ante la realidad, una ansiedad de algo a lo que pronto tendría que enfrentarse, le daban a las cartas de R un cierto espíritu de soledad y de dolor. El tranquilo muchacho percibía este espíritu como una sombra sin importancia que nunca caería sobre él.
¿Veré alguna vez la fealdad? El muchacho se planteaba problemas de esta clase; no los esperaba. La vejez, por ejemplo, que rindió a Goethe después de soportarla muchos años. No se le había ocurrido nunca pensar en algo como la vejez. Hasta la flor de la juventud, bella para unos y fea para otros, estaba todavía muy lejos. Olvidaba la fealdad que descubría en sí mismo.
El muchacho estaba cautivado por la ilusión que confunde al arte con el artista, la ilusión que proyectan en el artista las muchachas ingenuas y consentidas. No le interesaba el análisis y el estudio de ese ser que era él mismo, en quien siempre soñaba. Pertenecía al mundo de la metáfora, al interminable calidoscopio en el que la desnudez de una muchacha se convertía en una flor artificial. Quien hace cosas bellas no puede ser feo. Era un pensamiento tercamente enraizado en su cerebro, pero inexplicablemente no se hacía nunca la pregunta más importante: ¿Era necesario que alguien bello hiciera cosas bellas?
¿Necesario? El muchacho se hubiera reído de la palabra. Sus poemas no nacían de la necesidad. Le venían naturalmente; aunque tratara de negarlos, los poemas mismos movían su mano y lo obligaban a escribir. La necesidad implicaba una carencia, algo que no podía concebir en sí mismo. Reducía, en primer lugar, las fuentes de su poesía a la palabra "genio", y no podía creer que hubiera en él una carencia de la que no fuera consciente. Y aunque lo fuera, prefería llamarlo "genio" y no carencia.
No que fuera incapaz de criticar sus propios poemas. Había, por ejemplo, un poema de cuatro versos que los mayores alababan con extravagancia; le parecía frívolo y le daba pena. Era un poema que decía: así como el borde transparente de este vidrio tiene un fulgor azul, así tus límpidos ojos pueden esconder un destello de amor.
Los elogios de los demás le encantaban al muchacho, pero su arrogancia no le permitía ahogarse en ellos. La verdad era que ni siquiera el talento de R le impresionaba mucho. Claro que R tenía suficiente talento como para distinguirse entre los estudiantes avanzados del Club Literario, pero eso no quería decir nada. Había un rincón frígido en el corazón del muchacho. Si R no hubiera agotado su tesoro verbal para alabar el talento del muchacho, quizás el muchacho no hubiera hecho ningún esfuerzo para reconocer el de R.
Se daba perfecta cuenta de que el premio a su gusto ocasional por ese tranquilo placer era la ausencia de cualquier brusca excitación adolescente. Dos veces al año, las escuelas tenían series de béisbol que llamaban los "Juegos de la Liga". Cuando la Escuela de los Pares perdía, los estudiantes de penúltimo año que habían vitoreado a los jugadores durante el partido los rodeaban y compartían sus sollozos. Él nunca lloraba. Ni se sentía triste. "¿Para qué sentirse triste? ¿Porque perdimos un partido de béisbol?" Le sorprendían esas caras llorosas, tan extrañas. El muchacho sabía que sentía las cosas con facilidad, pero su sensibilidad se encaminaba en una dirección diferente a la de todos los demás. Las cosas que los hacían llorar no tenían eco en su corazón. El muchacho empezó a hacer cada vez más que el amor fuera el tema de su poesía. Nunca había amado. Pero le aburría basar su poesía solamente en las transformaciones de la naturaleza, y se puso a cantar las metamorfosis que de momento a momento ocurren en el alma.
No le remordía cantar lo que no había vivido. Algo en él siempre había creído que el arte era esto exactamente. No se lamentaba de su falta de experiencia. No había oposición ni tensión entre el mundo que le quedaba por vivir y el mundo que tenía dentro de sí. No tenía que ir muy lejos para creer en la superioridad de su mundo interior; una especie de confianza irracional le permitía creer que no había en el mundo emoción que le quedara por sentir. Porque el muchacho pensaba que un espíritu tan agudo y sensible como el suyo ya había aprehendido los arquetipos de todas las emociones, aunque fuera algunas veces como puras premoniciones, que toda la experiencia se podía reconstruir con las combinaciones apropiadas de estos elementos de la emoción. Pero, ¿cuáles eran estos elementos? Él tenía su propia y arbitraria definición: "Las palabras".
No que el muchacho hubiera llegado a una maestría de las palabras que fuera genuinamente suya. Pero pensaba que la universalidad de muchas de las palabras que encontraba en el diccionario las hacía variadas en su significado y con distinto contenido y, por lo tanto, disponibles para su uso personal, para un empleo individual y único. No se le ocurría que sólo la experiencia podía darle a las palabras color y plenitud creativa.
El primer encuentro entre nuestro mundo interior y el lenguaje enfrenta algo totalmente individual con algo universal. Es también la ocasión para que un individuo, refinado por lo universal, por fin se reconozca. El quinceañero estaba más que familiarizado con esta indescriptible experiencia interior. Porque la desarmonía que sentía al encontrar una nueva palabra también le hacía sentir una emoción desconocida. Lo ayudaba a mantener una calma exterior incompatible con su juventud. Cuando una cierta emoción se apoderaba de él, la desarmonía que despertaba lo llevaba a recordar los elementos de la desarmonía que había sentido antes de la palabra. Recordaba entonces la palabra y la usaba para nombrar la emoción que tenía ante sí. El muchacho se hizo práctico en disponer así de las emociones. Fue así como conoció todas las cosas: la "humillación", la "agonía", la "desesperanza", la "execración", la "alegría del amor", la "pena del desamor".
Le hubiera sido fácil recurrir a la imaginación. Pero el muchacho dudaba en hacerlo. La imaginación necesita una clase de identificación en la que el ser se duele con el dolor de los demás. El muchacho, en su frialdad, no sentía nunca el dolor de los demás. Sin sentir el menor dolor se susurraba: "Eso es dolor, es algo que conozco".
Era una soleada tarde de mayo. Las clases se habían acabado. El muchacho caminaba hacia la sede del Club Literario para ver si había alguien allí con quien pudiera hablar camino a casa. Se encontró con R, quien le dijo:

-Estaba esperando que nos encontráramos. Charlemos.
Entraron al edificio estilo cuartel en el que los salones de clase habían sido divididos con tabiques para alojar los diferentes clubes. El Club Literario estaba en una esquina del oscuro primer piso. Alcanzaban a oír ruidos, risas y el himno del colegio en el Club Deportivo, y el eco de un piano en el Club Musical. R. metió la llave en la cerradura de la sucia puerta de madera. Era una puerta que aún sin llave había que abrir a empujones.
El cuarto estaba vacío. Con el habitual olor a polvo. R entró y abrió la ventana, palmoteó para quitarse el polvo de las manos y se sentó en un asiento desvencijado.
Cuando ya estaban instalados el muchacho empezó a hablar.
-Anoche vi un sueño en colores.
(El muchacho se imaginaba que los sueños en colores eran prerrogativa de los poetas).
-Había una colina de tierra roja. La tierra era de un rojo encendido, y el atardecer, rojo y brillante, hacía su color más resplandeciente. De la derecha vino entonces un hombre arrastrando una larga cadena. Un pavo real cuatro o cinco veces más grande que el hombre iba atado a su extremo y recogía sus plumas arrastrándose lentamente frente a mí. El pavo real era de un verde vivo. Todo su cuerpo era verde y brillaba hermosamente. Seguí mirando el pavo real a medida que era arrastrado hacia lo lejos, hasta que no pude verlo más... Fue un sueño fantástico. Mis sueños son muy vívidos cuando son en colores, casi demasiado vívidos. ¿Qué querría decir un pavo real verde para Freud? ¿Qué querría decir?
R no parecía muy interesado. Estaba distinto que siempre. Estaba igual de pálido, pero su voz no tenía su usual tono tranquilo y afiebrado, ni respondía con pasión. Había aparentemente escuchado el monólogo del muchacho con indiferencia. No, no lo escuchaba.
El afectado y alto cuello del uniforme de R estaba espolvoreado de caspa. La luz turbia hacía que refulgiera el capullo de cerezo de su emblema de oro, y alargaba su nariz, de por sí bastante grande. Era de forma elegante pero un tris más grande de lo debido, y mostraba una inconfundible expresión de ansiedad. La angustia de R parecía manifestarse en su nariz.
Sobre el escritorio había unas viejas galeras cubiertas de polvo y reglas, lápices rojos, laca, volúmenes empastados de la revista de los egresados y manuscritos que alguien había empezado. El muchacho amaba esta confusión literaria. R revolvió las galeras como si estuviera ordenando las cosas a regañadientes, y sus dedos blancos y delgados se ensuciaron con el polvo. El muchacho hizo un gesto de burla. Pero R chasqueó la lengua en señal de molestia, se sacudió el polvo de las manos y dijo:

-La verdad es que hoy quería hablar contigo de algo.
-¿De qué?
-La verdad es... -R vaciló primero pero luego escupió las palabras-. Sufro. Me ha pasado algo terrible.
-¿Estás enamorado? -preguntó fríamente el muchacho.
-Sí.
R explicó las circunstancias. Se había enamorado de la joven esposa de otro, había sido descubierto por su padre, y le habían prohibido volver a verla. El muchacho se quedó mirando a R con los ojos desorbitados. "He aquí a alguien enamorado. Por primera vez puedo ver el amor con mis ojos". No era un bello espectáculo. Era más bien desagradable.
La habitual vitalidad de R había desaparecido; estaba cabizbajo. Parecía malhumorado. El muchacho había observado a menudo esta expresión en las caras de personas que habían perdido algo o a quienes había dejado el tren. Pero que un mayor tuviera confianza en él era un halago a su vanidad. No se sentía triste. Hizo un valeroso esfuerzo por asumir un aspecto melancólico. Pero el aire banal de una persona enamorada era difícil de soportar.
Por fin halló unas palabras de consuelo.
-Es terrible. Pero estoy seguro que de ello saldrá un buen poema.
R respondió débilmente:
-Este no es momento para la poesía.
-¿Pero no es la poesía una salvación en momentos como este?
La felicidad que causa la creación de un poema pasó como un rayo por la mente del muchacho. Pensó que cualquier pena o agonía podía ser eliminada mediante el poder de esa felicidad.
-Las cosas no funcionan así. Tú no comprendes todavía.
Esta frase hirió el orgullo del muchacho. Su corazón se heló y planeó la venganza.
-Pero si fueras un verdadero poeta, un genio, ¿no te salvaría la poesía en un momento como este?
-Goethe escribió el Werther -respondió R- y se salvó del suicidio. Pero sólo pudo escribirlo porque, en el fondo de su alma, sabía que nada, ni la poesía, lo podría salvar, y que lo único que quedaba era el suicidio.
-Entonces, ¿por qué no se suicidó Goethe? Si escribir y el suicidio son la misma cosa, ¿por qué no se suicidó? ¿Porque era un cobarde? ¿O porque era un genio?
-Porque era un genio.
-Entonces...
El muchacho iba a insistir en una pregunta más, pera ni él mismo la comprendía. Se hizo vagamente a la idea de que lo que había salvado a Goethe era el egoísmo. La idea de usar esta noción para defenderse se apoderó de él.
La frase de R, "Tú no comprendes todavía", lo había herido profundamente. A sus años no había nada más fuerte que la sensación de inferioridad por la edad. Aunque no se atrevió a pronunciarla, una proposición que se burlaba de R había surgido en su mente: "No es un genio. Se enamora".
El amor de R era sin duda verdadero. Era la clase de amor que un genio nunca debe tener. R, para adornar su miseria, recurría al amor de Fujitsubo y Gengi, de Peleas y Melisande, de Tristán e Isolda, de la princesa de Cleves y el duque de Némours como ejemplos del amor ilícito.
A medida que escuchaba, el muchacho se escandalizaba de que no había en la confesión de R ni un solo elemento que no conociera. Todo había sido escrito, todo había sido previsto, todo había sido ensayado. El amor escrito en los libros era más vital que éste. El amor cantado en los poemas era más bello. No podía comprender por qué R recurría a la realidad para tener sueños sublimes. No podía comprender este deseo de lo mediocre.
R parecía haberse calmado con sus palabras, y ahora empezó a hacer un largo recuento de los atributos de la muchacha. Debía de ser una belleza extraordinaria, pero el muchacho no se la podía imaginar.
-La próxima vez te muestro su retrato -dijo R. Luego, no sin vergüenza, terminó dramáticamente-: Me dijo que mi frente era realmente muy hermosa.
El muchacho se fijó en la frente de R, bajo el pelo peinado hacia atrás. Era abultada y la piel relucía débilmente bajo la luz opaca que entraba por la puerta; daba la impresión de que tenía dos protuberancias, cada una tan grande como un puño.
-Es un cejudo -pensó el muchacho. No le parecía nada hermoso. "Mi frente también es abultada", se dijo. "Ser cejudo y ser bien parecido no son la misma cosa".
En ese momento el muchacho tuvo la revelación de algo. Había visto la ridícula impureza que siempre se entremete en nuestra conciencia del amor o de la vida, esa ridícula impureza sin la cual no podemos sobrevivir ni en ésta ni en aquel: es decir, la convicción de que el ser cejijuntos nos hace bellos.
El muchacho pensó que también él, quizás, de un modo más intelectual, estaba abriéndose camino en la vida gracias a una convicción parecida. Algo en ese pensamiento lo hizo estremecerse.
-¿En qué piensas? -preguntó R, suavemente, como de costumbre.
El muchacho se mordió los labios y sonrió. El día se estaba oscureciendo. Oyó los gritos que llegaban desde donde practicaba el Club de Béisbol. Percibió un eco lúcido cuando una pelota golpeada por bate fue lanzada hacia el cielo. "Algún día, tal vez, yo también deje de escribir poesía", pensó el muchacho por primera vez en su vida. Pero todavía le quedaba por descubrir que nunca había sido poeta.

Autoretrato: Masturbación Femenina.



Que ningún beso sea lo bastante bueno y que ninguna noche sea lo bastante larga para amarnos.
Hoy , quiero que toda mi piel se impregne con el aroma de tu cuerpo, de tu sudor..
No dejes ningún lugar de mí ser  sin morder, sin lamer  y profanar.
Tomaré tu mano, y mientras mis ojos estén cerrados, haré que recorras el lugar más húmedo de mi cuerpo, ¿Puedes Sentirlo?... estas emociones te pertenecen, estos fluidos te pertenecen; siente como mi mano lleva tu índice dentro de mí, mueve tus dedos lentamente, recórreme lentamente, observa mi rostro, mi boca, escucha como se agita mi respiración y como se retuerce mi cadera…
No me hagas abrir los ojos, no me hables de nada en este momento, solo acerca tu boca a mi hombro y déjame escuchar tu respiración, quiero sentir el latido de tu corazón sobre mi pecho, quiero escuchar cómo te agitas por mí.






Altocalcifilia..



Como disfruto esto...

Consejos para un buen sexo anal...


En un inicio pensé colocar a este post  un nombre medio extraño, algo medio chistorin que diera entrada al tema, algo como "filias, diversión etc. " Pero pensé que el tema está suficientemente tapado como para seguir en lo mismo. Por ello, decidí llamar como tal el post “Consejos para un buen sexo anal”.

Hace algunos días lo practique nuevamente con un chico (bastante amable y cordial, por eso resulto muy bien)  y recordé lo delicioso, existente que era. Recordé la primera vez que quise intentarlo y no tenía la menor idea de cómo hacerlo así que desde mi experiencia comparto los siguientes puntos para disfrutar de un sexo anal con tu pareja. En este post hablare solo del sexo heterosexual, en otra ocasión hablare del sexo anal lésbico, igual de rico y divertido. Si alguien tiene alguna duda no tema preguntar .. bisses... 
(El post se acompaña de las fotografías de Rikki Kasso  (tokyoundressed.blogspot.mx ) , a esta chica japonesa  es  alguien a quien con gusto le practicaría sexo anal varias semanas seguidas.)

a) No te obsesiones  con la idea.
 De repente algunos hombres se emocionan  con la práctica del sexo anal que,  como se dice en mi pueblo: están chingue y chingue hasta que su pareja  accede a hacerlo.
Chicos, así no funciona, lamento decirles que no somos maquinas tragamonedas… (Aunque quisiéramos).
 Debe existir un acuerdo que anteceda el asunto, algo así como: “oye, te gustaría que un día lo intentáramos”, con eso estarán en común acuerdo del asunto y, el día indicado ya no habrá un sacón de onda por parte de ninguno de los dos.
Resulta bastante molesto cuando como mujer te fastidian tanto con el asunto. En una ocasión, tuve sexo anal con una de mis parejas (muy bueno por cierto), hasta ahí estaba todo bien,  la cosa fue que él, desde ese día, apenas me toca una tecla (seno para quien no conozca el termino), quería ponerme en cuatro y darme por atrás, al final el asunto resulto tan molesto, que terminamos por abandonar la relación.

b) La higiene es sumamente importante. 
Sabemos que sale por ahí y sabemos lo que está dentro (no es necesario decirlo y si no lo sabes hay materia fecal). Mucho se recomienda el uso del preservativo para la penetración anal, además de no penetrar la vagina al terminar de realizar el sexo anal debido al riesgo de infecciones. Lo he practicado así y es lo más recomendable.
Sin embargo, la verdad es que en ese momento me he puesto tan caliente que no puedo parar el carro, así que, lo mejor y más elemental es que tu pareja y tu tomen un muy muy muy buen baño, puede ser que lo tomen juntos y que desde ahí comience el jugueteo anal con sus manos, una pequeña penetración con el dedo medio, ojo corten sus uñas antes de realizarlo (parece elemental pero en ocasiones hay quienes olvidan hacerlo créanme…).


c) La cosa es lenta:
 alguna vez, compartía mi cama con un tipo bastante grande por cierto y me pregunto “te gusta el sexo anal” a lo cual respondí que si, aun no terminaba la frase y el tipo me había puesto en cuatro para aprovechar mi accesibilidad al asunto jeje. Pues bien, si eres hombre y estás leyendo esto, te digo que: la cosa con nosotras es lenta. Hay mujeres que gustamos del sexo rudo, pero aun así necesitamos estar lo suficientemente calientes  para perder el control y disfrutar de un buen sexo anal, (a menos que tu chica seas una actriz porno especializada en fisting anal).
Hombre, intenta una buena estimulación, un buen sexo oral, un masaje en los seños o una penetración lenta, caliente y suave podrá abrir camino.
Yo pobre un masaje con  aceite en mis glúteos seguido por todo mi cuerpo y esa sensación resbalosa y caliente me hizo perder la cabeza.


d) El pene debe estar bien erecto:
Si, la cosa elemental es que si no está en su máxima expresión puede salirse, no entrar o quedarse en el intento, incluso puede doblarse y lastimarse bastante mal.

e) No piensen en otra cosa que no sea su placer:
En general es una regla para toda relación sexual. En ocasiones, nos preocupa demasiado como nos vemos, si se nos ve la panza, si se nos salió un gas o si pensara que soy un pervertido/a por lo que pido.
Alguna vez tuve sexo con un tipo bastante guapo, yo lo veía y no podía creer que estuviera conmigo,  me sentía muy intimidada y no deje de pensar en el asunto durante un rato, creo que fui tan obvia que el tipo tuvo que parar y decirme una de las frases ,más significativas de mi existencia sexual “ hey, tranquila,  no estuviera contigo en este momento si no me gustara todo tu cuerpo, me exita tu naturalidad, tu panza, tus senos y tu boca … yo no veo el cuerpo por partes veo todo lo que tienes y el conjunto me encanta”. Acto seguido encendí la luz y tuve una de las mejores noches de mi vida. Piénsenlo, bastante castigados vivimos los seres humanos en una sociedad que nos exige ser lindos , honrados persinados y delgados.. A la mierda… Es tu momento.
Alguna de las veces que practique sexo anal pensé: “hoy, que no hay nadie en casa, me voy a poner bien caliente y disfrutare todo lo que pueda “y así fue, lo decrete y sucedió, el ano debe estar relajado  y por ende tú debes estarlo, conexión cuerpo mente bastante sencilla (sin necesidad de fumar mota).


f) Si no te sientes lista, no accedas:
Sencillo, si dices que si y tu mente no esta lista, tu cuerpo no lo estará y por ende puede desencadenar una de las sensaciones más dolorosas y desagradables que puedas experimentar. No dudes en parar el carro y decirle a tu pareja que por el momento no quieres hacerlo, el deberá entenderlo.


g) No comas pesado:
Tu organismo debe estar lo más ligero posible, si comes pesado incluso un día antes , puede ser sumamente desagradable ya que al retirar el pene puede haber restos de “popi” . Opta por cosas suaves, fruta, jugos etc. Evita los refrescos o cosas que puedan producirte gases, créeme no es nada agradable y puede terminar en un desastre …

h) Sean cuidadosos:
Puede ser que todo resulte bastante bien y estén en el momento clímax de la penetración, pero mucho ojo, si no se hace de forma correcta podría resultar en una herida anal bastante grave. Hombre, reitira el pene cuidadosamente, si en algún momento tu pareja refiere dolor, es mejor parar y seguir en otra ocasión.

i) Disfruta:
Así tal cual, que la resulte agradable para ambos, déjate llevar por la calentura del momento y se feliz , así de sencillo :) , En realidad es rico y placentero  pero yo pienso que el sexo anal es tan interesante por el tabú que representa. Personalmente recomiendo entiendas al sexo anal solo como un complemento más a las relaciones sexuales cotidianas.




El fetiche de los correctores dentales

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