Diversos
autores han tratado de explicar qué es y cómo funciona el poder. En esta
investigación se remota el concepto de Michel Foucault el cual, fue
influenciado por Heidegger a través de la lectura que este hizo de Nietzsche
sobre la muerte de dios como la muerte de los discursos dominantes. Foucault
propone la muerte del hombre como centro epistemológico. Considera que el
sujeto se encuentra dentro de una estructura – estructurada es decir, el sujeto
no domina la realidad en su totalidad, su pensamiento pertenece a un entramado
histórico constituido por una estructura que a su vez está estructurada y
configurada mediante las relaciones de poder. No es dueño de su
subjetividad, su pensamiento remite a
taxonomías y categorías milenarias. En
su libro las palabras y las cosas,
ejemplifica con la lectura de Borges estas estructuras del pensamiento,
definiéndolas como el límite de la “naturalidad” de las cosas, lo que él
llama la imposibilidad de pensar esto y
no lo otro: “por extraño que parezca, el hombre —cuyo conocimiento es
considerado por los ingenuos como la más vieja búsqueda desde Sócrates— es
indudablemente sólo un desgarrón en el orden de las cosas, en todo caso una
configuración trazada por la nueva disposición que ha tomado recientemente en
el saber".[1]
Para
Foucault, el poder no puede ser localizado en una institución o estado. No es
un objeto, es una relación de fuerzas que interaccionan por medio de
estrategias en un momento específico, por lo tanto se encuentra en todas
partes. Difiere de la concepción clásica, donde existe un soberano que se
impone y lo impone en su totalidad. Afirma que donde hay poder hay resistencia;
el sujeto no es un ser inerte que recibe el poder y obedece tal y cual se le
dicta. Tampoco es creación de una mente maestra o maquiavélica; se encuentra en
constante reconfiguración, responde a nuevas necesidades y estrategias de
dominación. Una de las principales armas que utiliza el poder para tratar de
imponerse es la razón. En su libro historia
de la locura, Foucault habla de las sociedades disciplinarias, donde la
locura es la antítesis de la razón. Los discursos de esta sociedad
disciplinaria, están construidos de
verdades dominantes, que pretenden acallar otras verdades sobre un
acontecimiento de la realidad.
sisis, esta mal redactado Aun no termino :P
[1] Foucault M. (1968). ”Las palabras y las cosas una arqueología de
las ciencias humanas”. (Frost E.Trad.) Buenos aires, Argentina: Siglo 21.pag 9
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